miércoles, 23 de marzo de 2016

¿Y AHORA QUÉ HAGO CON LA BASURA?


Uno de los dilemas más absurdos pero más trágicos me pasó a los pocos días de ocupar mi pisito de Belapur. Cuando ya llené la primera bolsa de basura, me fuí tan contento con ella a la calle con la intención de depositarla en el primer contenedor que apareciera.
Iluso de mi: no hay un solo contenedor! Me quedé pasmado, pero no daba crédito. Fuí andando hasta la oficina en medio de basurillas y escombros varios, pero sin un claro sitio para echar una bolsa de la basura. Horror!! Mi mentalidad occidentalizada me impedía tirar la bolsa en cualquier sitio, así que finalmente tuve que dar media vuelta y regresar a casa para dejar la bolsa de nuevo en el cubo y ganar tiempo para estudiar bien "el caso basurero".
Cuando ya la cosa empezaba a pasar de castaño oscuro encontré la gran revelación: un día que salí de casa un poco antes de lo normal, me invadió un fuerte olor a especias en descomposición. Mi vecino había dejado una bolsa de basura apestosa en medio del descansillo! Estaba salvado. Saqué corriendo todas las bolsas que estaba acumulando y crucé los dedos para no encontrarlas al volver.
Y efectivamente! El duendecillo de la basura hizo su trabajo, y allí no quedaba nada. Bravo!
Ahora quedaba la resolución del segundo misterio: quién era ese duendecillo, y qué hacía con nuestra basura? Eso lo descubrí al paso del tiempo y también por casualidad, cuando les ví en acción a la patrulla limpieza, que se sorteaban las bolsas de la basura cual niños golosos, guardando con cautela cualquier cosa aprovechable, y quemando los restos inservibles. Al ratito de la operación, vas por la calle y te encuentras mini-hogueritas por doquier. Plásticos, aluminio, etc... lo llevan a reciclar, que pagan por peso. La industria funciona!
  

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