sábado, 2 de abril de 2016

LA COMPETENCIA DE LAS VACAS


Hay un animal que compite en presencia en las calles con las vacas y los perros: el búfalo de agua. Esa especie de vaca negra con los cuernos retorcidos que a menudo pintan de color rojo o naranja. Muy pintoresco. 
Una escena que me dejó de piedra fué la primera vez que ví a una manada de búfalos de agua cruzar la obra. Es cuando saqué la foto adjunta. Daba gusto ver la tranquilidad y parsimonia con que los animalitos cruzaban las zanjas, sorteaban las zapatas, y las excavadoras mientras esperando pacientes a que la manada rematara su paseo. Parecía algo ensayado de inicio! Como si vas conduciendo y te paras en un paso de cebra a esperar que pasen unos peatones. 
Así pasó el primer día de irrupción de la naturaleza en la obra... Con el tiempo, hasta fuí pillándoles la hora: media mañana para ir, y media tarde para volver. Eso más o menos, que en todo caso no dejan de ser Indias, y aquí la puntualidad no es una máxima para nadie. Yo hacía siempre que podía mi visita de obra coincidiendo con uno de estos paseos, y disfrutaba viéndolas caminar. Alguna vez incluso me quité ese caparazón de "caguicas de ciudad" y me acerqué a tocar una de ellas, pensando que ni se inmutaría. Estiré el dedo índice lo más separado que pude del resto del cuerpo, y toqué su lomo. En ese momento llevaba varios meses sin probar la ternera (prohibidisima en la India), y he de reconocer que involuntariamente pensé en lo rico que estaría eso que tocaba puesto encima de una buena parrilla. Oh, churrasco! Cuánto te extraño!. Lo sé, soy un monstruo. La pobre búfala, efectivamente ni se inmutó con mi gesto y siguió avanzando ajena a mi gesto heróico-caguetas, y afortunadamente también a mis pensamientos de carnívoro hambriendo.
Sinceramente, con el paso de más tiempo, los búfalos cruzaban la obra y aunque los Indios eran igual de pacientes que siempre, a mi ya no me hacía tanta gracia. Supongo que es el carácter occidental. La naturaleza te maravilla al principio, luego te curiosea, y finalmente te acostumbras y hasta te llega a molestar cuando interfiere en tus quehaceres. 
Sea lo que fuere, puedo decir que para bien o para mal, en el metro de Navi Mumbai en vez de jubilados mirones teníamos búfalos de agua. No molestaban tanto, pero paraban la obra, y la abonaban un poquito. 









EL PAAN

El paan es el tabaco de mascar que comen los Indios a todas horas. Te acaba recordando un poco a las pelis del lejano oeste cuando después de mascar y mascar y mascar...echan ese largo, rojo y viscoso escupitajo, producto de la mezcla del tabaco y demás pastas que han estado macerando en su boca con tanto agrado. 
Hay quien dice que esto tiene un efecto similar al de la marihuana, o quien dice que incluso tiene efécto psicotrópico. Mentira todo. Yo lo probé y las únicas secuelas son el mal sabor de boca, la sensación de ahogo por toda la saliva que generas, y el regusto a podrido que te persigue durante un día entero. Por lo demás, sin incidencias. ¿Sino, cómo iban a comerlo a todas horas? 
Hay una variedad del Paan, que es el "Sweet-Paan" (paan dulce). Este se hace con anís, gominola, pasta dulce y se envuelve con la misma hoja fresca que el paan normal. No tiene nada que ver! El sabor es rico, no es nocivo como puede ser el otro paan, deja un buen sabor de boca y ayuda a hacer la digestión. Eso si, los escupitajos rojitos también hay que echarlos igual, jajaja. En todo caso, recomiendo a quien vaya de visita que pruebe un sweet paan al acabar de comer o cenar. 
A la salida de cualquier restaurante puedes comprar cualquiera de los dos en los mini-puestecillos de la calle, donde también venden tabaco, cerrilas y otros tipos de pastillas refrescantes para después de comer. En la foto, un puesto de pann en plena actividad después de la hora de la cena.





EL OMNIPRESENTE ZUMO DE CAÑA DE AZÚCAR



Una de las mayores delicias de la India es ir paseando por la calle y encontrarte un "stall" (puesto de comida/bebida/etc callejero), en el que hacen de la manera más artesanal del mundo un rico zumo de caña de azúcar. Sin trampa ni cartón: el señor zumero coje una caña de azúcar, la pone entre dos rodillos, y mediante un exprimidor tamaño gigante instalado en su carrito, se pone a darle vueltas, y a medida que la caña se estruja, el zumo sale fresco y natural. Y ya está! Por 20 rupias (unos céntimos de euro) te das el gustazo de la mediamañana. Eso si, mejor llévate el vaso, o busca uno que tenga vasos de plástico. No quieras saber cómo lavan los vasos de cristal por los que todo el mundo bebe....